miércoles, 8 de mayo de 2013

Matrix, Unamuno y Sloterdijk

 
Ayer estaba viendo Matrix , creo que por tercera vez, cuando de repente me asaltó una sugestiva asociación de ideas. Las buenas películas, solía decir mi profesor de comunicación social, son las que sugieren; aquellas que empujan al espectador, no solo a "meterse" dentro de la trama -que también es placentero-  sino que además le invitan a "evadirse" de la misma, permitiéndole profundizar en el interior de sus pensamientos y emociones.
Como decía, mientras escuchaba la explicación de qué era Matrix, no pude evitar recordar el concepto de pedagogía social, de Unamuno, y el concepto de domesticación, de Peter Sloterdijk. ¡Pero si estaban diciendo lo mismo que ya antes dijera el maestro de Salamanca o lo que, ya entrado el SXXI, ha dicho con mayor crudeza el polémico filósofo alemán!
Matrix, Unamuno y Sloterdijk nos alertan, en definitiva, sobre el condicionamiento social, es decir, nos advierten de las armas que utilizan las élites oligárquicas, no solo para controlar a las masas, sino, más grave aún, para crear voliciones en éstas.
Una volición es un "deseo por" o un "deseo de"; es la voluntad orientada a la consecución de un determinado fin. Una voluntad que, como veremos, puede ser creada a posteriori socialmente.
Existen voliciones, deseos y motivaciones vitales y naturales, tales como las de saciar el hambre o el apetito sexual, que son inherentes a todos los individuos; son impulsos apriorísticos que tienen como objetivo la supervivencia y la obtención de placer. Pero existen también deseos y motivaciones que son "programados", que dirían en Matrix, en el sistema volitivo de los individuos: Las voluntades populares.

¿Las voluntades populares, los deseos de las masas, emanan espontáneamente de éstas?

En Matrix veíamos que lo que un individuo "vivía", pensaba o deseaba, era el resultado de un programa externo (creado por máquinas) que intervenía directamente sobre el sistema nervioso de los humanos, de tal manera que los humanos eran convertidos en animales de granja pero sin que estos fuesen conscientes de tan trágica realidad.
Unamuno, en su más que recomendable "Amor y Pedagogía", también nos señalaba la manera inmoral en que la pedagogía social se encargaba de moldear a los individuos desde su nacimiento, cercenando la libertad de los mismos y condicionándoles para desear aquello que la sociedad quería que desearan.
Sloterdijk, más contundente y como en Matrix, se refiere a las escuelas-granja que se encargan de criar ganado para que éste desee y se conduzca según los dictados del domesticador social de turno.

Podríamos concluir, tras aceptar que somos inevitablemente condicionados socialmente, sí o sí, que ninguna voluntad popular tiene legitimidad en sí misma, pues no emana del libre albedrío de la ciudadanía, sino que es el "programa" de un domesticador, en pugna con otros domesticadores, que ha sido insertado a través de pedagogía social en las granjas-escuelas para que las masas deseen lo que a determinados grupos de poder les interesa que deseen.